Discografía del jazz en Chile I:

Un panorama inicial

Por Álvaro Menanteau

La modernidad de principios del siglo XX es heredera de los profundos cambios tecnológicos heredados de la Revolución Industrial. La tecnología pasa entonces a ocupar un lugar destacado en la vida de millones de seres humanos que migran sistemáticamente del campo a la ciudad, generando aquí una audiencia multitudinaria, asociada ahora a la cultura de masas, sello característico del mundo moderno hacia 1900.

La industria discográfica del siglo XX desciende directamente de los primeros intentos por fijar el sonido en un soporte físico, experiencias que parten con la invención del fonógrafo (Edison, 1877) y el gramófono (Berliner, 1888). Por otra parte, la industria del disco se ve estimulada por su asociación con la radiodifusión. Sellos discográficos y radioemisoras generan en gran parte del siglo XX un círculo virtuoso, en donde cada una de estas industrias se necesita y potencia mutuamente.

Desde que se consolidan las dos principales compañías grabadoras en EE.UU. (Víctor y Columbia, en 1902), el registro fonomecánico ha permitido a la música grabada ocupar dos espacios de vital importancia en las sociedades occidentales: en primer lugar da forma a un mercado de difusión masiva de un producto muy accesible, el disco, y en segundo lugar genera la posibilidad de crearle sentido de pertenencia e identidad al público auditor/consumidor. En este último punto se destaca la importancia de una producción discográfica nacional asociada a la grabación del jazz en Chile.

Luego de un primer momento, en que se graban y comercializan registros de audio mediante cilindros de cera, el primer formato masivo de almacenamiento de audio fue. el disco de 78 revoluciones por minuto (78 RPM), un disco plano que se comercializa desde 1890 y hasta mediados del siglo XX. Se trata de un registro de audio analógico, que inicialmente es grabado por un sólo lado y luego por ambas caras. Como en cada faz de estos discos no caben registros de más de 4 minutos y medio de duración, el disco se transforma en un recurso central para la masificación y popularización de la canción estrófica, base de la música popular urbana. Y como el jazz tradicionalmente se basa en improvisaciones sobre canciones populares, también se vincula a este formato de grabación y a su circuito de difusión.

A principios del siglo XX el incipiente mercado de la música popular en Chile está dominado por un duopolio a dos bandas. Hasta 1930 los discos 78 RPM que se comercializan en el país deben ser importados por los sellos norteamericanos (los citados RCA Victor y Columbia), por una parte, y por el sello británico Odeon, por la otra.

Muchos de los precursores del jazz en Chile aprenden el repertorio y el lenguaje jazzístico mediante la audición atenta de los discos 78 que se comercializan en su época. De ahí entonces la importancia de rastrear aquellas grabaciones realizadas en nuestro medio:

  • ¿En qué año se realizaron las primeras grabaciones de jazz en Chile?
  • ¿Quiénes fueron los primeros en grabar discos de jazz en el país?
  • ¿Eran músicos profesionales?
  • ¿Hubo músicos aficionados grabando?
  • ¿Qué estilos de jazz fueron los primeros en ser registrados en discos 78 RPM?
  • ¿Qué tan masiva o comercial era esa música de jazz grabada inicialmente?
  • ¿Es posible escuchar esos registros? ¿Han sido reeditados en otro formato?

Y la historia continúa. A partir de la década de 1950 el disco 78 RPM es reemplazado por el disco de vinilo. Este nuevo formato de grabación analógica consiste también en un disco plano grabable por ambos lados, pero con dos innovaciones importantes: aumenta la cantidad de tiempo registrado, con más de 20 minutos por lado, y por otra parte mejora sustancialmente la calidad del sonido grabado. Los vinilos son identificados con el nombre de LP (long play), aludiendo al concepto de “larga duración”. Estos discos son de un material más flexible, y su diámetro de 30 centímetros (12 pulgadas) permite disponer de una carátula que pronto se transforma en una instancia para explorar el diseño y la estética visual, un factor importante para la comercialización de la música pop, el rock y también para el jazz.

Los primeros vinilos grabados en Chile datan de mediados de los años 50, con una gran producción local impulsada por RCA Víctor y Odeon, sellos que publican gran cantidad de repertorio asociado a la música de raíz folclórica y el naciente rock & roll, con la Nueva Ola como el movimiento principal de la industria discográfica nacional. 

Sin embargo, los primeros vinilos de jazz en Chile son editados por un sello independiente a principios de los años 60, y sólo esporádicamente los grandes sellos del duopolio se interesan en grabar a nuestros jazzistas.

  • ¿Quién o quiénes fueron los primeros en grabar LPs?
  • ¿Habían solistas importantes, agrupaciones pequeñas o más grandes?
  • ¿Qué estilos de jazz eran cultivados?
  • ¿Se usaban ya instrumentos eléctricos? 
  • ¿El jazz grabado hacía parte de algún circuito de difusión en vivo?

En los años 70 aparecen unas pequeñas cajitas con cinta grabada y además regrabables. Los franceses denominaban cassettes a este formato, lo cual significa, precisamente, “cajita”. Su tamaño diminuto, comparado con el LP, sumado a la buena calidad del sonido y la opción de regrabarlos, transforma al casete en un formato muy usado durante los años 70 y 80. Se graban muchas jam sessions de jazzistas, tanto en casas particulares como en el Club de Jazz de Santiago, e incluso algunas producciones oficiales de jazz local (también editadas por sellos independientes) ven la luz mediante este formato.

La tecnología de grabación a fines del siglo XX se acelera, y el invento más trascendental del período es lanzado a principios de la década de 1980: el disco compacto, o CD. Se trata ahora de una grabación digital, con un nivel de nitidez y durabilidad que aparenta superar y dejar de lado definitivamente a todos los formatos anteriores. Su tamaño portátil y la posibilidad de registrar hasta 80 minutos de música ininterrumpidamente, transforman al CD en el formato definitivo para el almacenamiento y comercialización de la música a finales del siglo XX. Hoy sabemos que no fue así, pues con la perspectiva de estos últimos 30 años vemos hoy que los discos físicos no representan el producto musical base de la actual industria de la música, industria que se halla en una profunda crisis luego de la irrupción de la grabación digital, los estudios de grabación caseros y las descargas por Internet.

  • ¿Cuántas producciones de jazz chileno hubo antes de la crisis de la industria?
  • ¿Se ha podido reeditar en formato digital el pasado analógico del jazz chileno?
  • ¿Cuál fue el rol de los sellos independientes en la era digital?
  • ¿De qué manera afectó Internet a la producción y difusión del jazz en Chile?

Todas estas dudas pueden ser abordadas en las próximas ediciones de Papeles de Jazz, y así, de a poco, podremos ir alumbrando el aún oscuro panorama relativo a los primeros registros grabados de jazz en Chile, su devenir histórico y las lecciones que podemos extraer de estas experiencias. PDJ

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La modernidad de principios del siglo XX es heredera de los profundos cambios tecnológicos heredados de la Revolución Industrial. La tecnología pasa entonces a ocupar un lugar destacado en la vida de millones de seres humanos que migran sistemáticamente del campo a la ciudad, generando aquí una audiencia multitudinaria, asociada ahora a la cultura de masas, sello característico del mundo moderno hacia 1900.

La industria discográfica del siglo XX desciende directamente de los primeros intentos por fijar el sonido en un soporte físico, experiencias que parten con la invención del fonógrafo (Edison, 1877) y el gramófono (Berliner, 1888). Por otra parte, la industria del disco se ve estimulada por su asociación con la radiodifusión. Sellos discográficos y radioemisoras generan en gran parte del siglo XX un círculo virtuoso, en donde cada una de estas industrias se necesita y potencia mutuamente.

Desde que se consolidan las dos principales compañías grabadoras en EE.UU. (Víctor y Columbia, en 1902), el registro fonomecánico ha permitido a la música grabada ocupar dos espacios de vital importancia en las sociedades occidentales: en primer lugar da forma a un mercado de difusión masiva de un producto muy accesible, el disco, y en segundo lugar genera la posibilidad de crearle sentido de pertenencia e identidad al público auditor/consumidor. En este último punto se destaca la importancia de una producción discográfica nacional asociada a la grabación del jazz en Chile.


Luego de un primer momento, en que se graban y comercializan registros de audio mediante cilindros de cera, el primer formato masivo de almacenamiento de audio fue. el disco de 78 revoluciones por minuto (78 RPM), un disco plano que se comercializa desde 1890 y hasta mediados del siglo XX. Se trata de un registro de audio analógico, que inicialmente es grabado por un sólo lado y luego por ambas caras. Como en cada faz de estos discos no caben registros de más de 4 minutos y medio de duración, el disco se transforma en un recurso central para la masificación y popularización de la canción estrófica, base de la música popular urbana. Y como el jazz tradicionalmente se basa en improvisaciones sobre canciones populares, también se vincula a este formato de grabación y a su circuito de difusión.

A principios del siglo XX el incipiente mercado de la música popular en Chile está dominado por un duopolio a dos bandas. Hasta 1930 los discos 78 RPM que se comercializan en el país deben ser importados por los sellos norteamericanos (los citados RCA Victor y Columbia), por una parte, y por el sello británico Odeon, por la otra.

Muchos de los precursores del jazz en Chile aprenden el repertorio y el lenguaje jazzístico mediante la audición atenta de los discos 78 que se comercializan en su época. De ahí entonces la importancia de rastrear aquellas grabaciones realizadas en nuestro medio:

  • ¿En qué año se realizaron las primeras grabaciones de jazz en Chile?
  • ¿Quiénes fueron los primeros en grabar discos de jazz en el país?
  • ¿Eran músicos profesionales?
  • ¿Hubo músicos aficionados grabando?
  • ¿Qué estilos de jazz fueron los primeros en ser registrados en discos 78 RPM?
  • ¿Qué tan masiva o comercial era esa música de jazz grabada inicialmente?
  • ¿Es posible escuchar esos registros? ¿Han sido reeditados en otro formato?


Y la historia continúa. A partir de la década de 1950 el disco 78 RPM es reemplazado por el disco de vinilo. Este nuevo formato de grabación analógica consiste también en un disco plano grabable por ambos lados, pero con dos innovaciones importantes: aumenta la cantidad de tiempo registrado, con más de 20 minutos por lado, y por otra parte mejora sustancialmente la calidad del sonido grabado. Los vinilos son identificados con el nombre de LP (long play), aludiendo al concepto de “larga duración”. Estos discos son de un material más flexible, y su diámetro de 30 centímetros (12 pulgadas) permite disponer de una carátula que pronto se transforma en una instancia para explorar el diseño y la estética visual, un factor importante para la comercialización de la música pop, el rock y también para el jazz.

Los primeros vinilos grabados en Chile datan de mediados de los años 50, con una gran producción local impulsada por RCA Víctor y Odeon, sellos que publican gran cantidad de repertorio asociado a la música de raíz folclórica y el naciente rock & roll, con la Nueva Ola como el movimiento principal de la industria discográfica nacional. 

Sin embargo, los primeros vinilos de jazz en Chile son editados por un sello independiente a principios de los años 60, y sólo esporádicamente los grandes sellos del duopolio se interesan en grabar a nuestros jazzistas.

  • ¿Quién o quiénes fueron los primeros en grabar LPs?
  • ¿Habían solistas importantes, agrupaciones pequeñas o más grandes?
  • ¿Qué estilos de jazz eran cultivados?
  • ¿Se usaban ya instrumentos eléctricos? 
  • ¿El jazz grabado hacía parte de algún circuito de difusión en vivo?

En los años 70 aparecen unas pequeñas cajitas con cinta grabada y además regrabables. Los franceses denominaban cassettes a este formato, lo cual significa, precisamente, “cajita”. Su tamaño diminuto, comparado con el LP, sumado a la buena calidad del sonido y la opción de regrabarlos, transforma al casete en un formato muy usado durante los años 70 y 80. Se graban muchas jam sessions de jazzistas, tanto en casas particulares como en el Club de Jazz de Santiago, e incluso algunas producciones oficiales de jazz local (también editadas por sellos independientes) ven la luz mediante este formato.

La tecnología de grabación a fines del siglo XX se acelera, y el invento más trascendental del período es lanzado a principios de la década de 1980: el disco compacto, o CD. Se trata ahora de una grabación digital, con un nivel de nitidez y durabilidad que aparenta superar y dejar de lado definitivamente a todos los formatos anteriores. Su tamaño portátil y la posibilidad de registrar hasta 80 minutos de música ininterrumpidamente, transforman al CD en el formato definitivo para el almacenamiento y comercialización de la música a finales del siglo XX. Hoy sabemos que no fue así, pues con la perspectiva de estos últimos 30 años vemos hoy que los discos físicos no representan el producto musical base de la actual industria de la música, industria que se halla en una profunda crisis luego de la irrupción de la grabación digital, los estudios de grabación caseros y las descargas por Internet.

  • ¿Cuántas producciones de jazz chileno hubo antes de la crisis de la industria?
  • ¿Se ha podido reeditar en formato digital el pasado analógico del jazz chileno?
  • ¿Cuál fue el rol de los sellos independientes en la era digital?
  • ¿De qué manera afectó Internet a la producción y difusión del jazz en Chile?

Todas estas dudas pueden ser abordadas en las próximas ediciones de Papeles de Jazz, y así, de a poco, podremos ir alumbrando el aún oscuro panorama relativo a los primeros registros grabados de jazz en Chile, su devenir histórico y las lecciones que podemos extraer de estas experiencias. PDJ